28 Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo !Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. 29 Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. 30 Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. 31 Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. 32 Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; 33 y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.
34 Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. 35 Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. 36 Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; 37 porque nada hay imposible para Dios.
38 Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia. (Lucas 1, 28-38)
En las representaciones teatrales o cinematográficas sobre el nacimiento de Jesús, este momento de la anunciación no revela, ni en la mejor actriz, la profundidad del ser de María. Quisiera que imaginemos no sólo la escena sino también los pensamientos, las emociones, las razones, las inquietudes y la sorpresa para una mujer, que por temas históricos, sabemos que aún era adolescente. Por supuesto que no el “tipo” de adolescente que hoy conocemos pero la inexperiencia era evidente.
Aparece un ángel, ¿Cómo habrá sido? ¿Cómo reaccionarías tú si se te apareciera un ángel? Probablemente saldrías despavorido porque tienes tu mente llena de información respecto a fantasmas, aparecidos y circunstancias sobrenaturales. Eso revela la primera característica de María, LA PULCRITUD DE SUS PENSAMIENTOS.
Dice la escritura que María cuando lo vio y lo escuchó “se turbó por sus palabras”, es decir, no era su presencia lo que la turbaba, en su mente como judía sensata y juiciosa, sólo rondaba la palabra del Señor. Yo me imagino a María orando en silencio, quizá recitando un salmo de memoria algo así como el Salmo 1 “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Dios está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará. “
Dice la escritura que María cuando lo vio y lo escuchó “se turbó por sus palabras”, es decir, no era su presencia lo que la turbaba, en su mente como judía sensata y juiciosa, sólo rondaba la palabra del Señor. Yo me imagino a María orando en silencio, quizá recitando un salmo de memoria algo así como el Salmo 1 “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Dios está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará. “
Pero supongamos que tenemos pensamientos libres de contaminación,pulcros y en Dios como María, pero igual la naturaleza nos ha dado una personalidad nerviosa o demasiado sensible. ¿Cómo reaccionarías? Probablemente también caerías asustado o saldrías despavorido. Pero María se quedó a escuchar, quizá pasó por su mente irse, quizá movió sus pies en un afán por escapar de aquello extraño que pasaba, su rostro se debe haber desencajado por el susto, por algo el ángel le dijo “no temas María”. Pero se quedó. Eso revela una segunda característica de María, CARÁCTER. (O dominio propio)
Luego de quedarse ahí, a pesar del temor, a pesar de la incertidumbre y la sorpresa, María logró escuchar y digerir lo que el ángel anunciaba. Vamos a suponer que tengas la mente limpia y el carácter suficiente como para quedarte a escuchar al ángel, pero prestar atención a sus palabras, dominar las emociones encontradas en el interior, dominar los miedos, olvidarse de ellos y escuchar con atención es otro nivel y requiere una tercera característica: TEMPLE. (Fortaleza enérgica y valentía serena para afrontar las dificultades y los riesgos. Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua)
Frente a lo escuchado, enfrentándose a una batalla interna en la mente y el corazón, María acepta sin titubeos la voluntad del Señor, sin embargo solicita detalles, tiene inquietudes, ¿Cómo será esto si no conozco varón? Imagínate discutirle al ángel, siquiera dirigirle la palabra, preguntar por los detalles. Probablemente nosotros con la mente limpia, el carácter y el temple necesarios estaríamos ahí, pero preguntar algo implica la voluntad, el deseo de saber, de escuchar, de encontrar algo más allá de la voluntad divina. La pregunta en otras palabras fue, quiero saber cómo es que Dios obrará en mí, necesito que mi fe se alimente de esa certeza, porque si no tengo una certeza más allá de tu palabra mi fe puede tambalear. Otra característica de María era un ANHELO DE UNA FE SIEMPRE MAYOR.
Y por último, la respuesta que lleva a María a la máxima expresión de su esencia es la aceptación de la voluntad del Padre, pero sus palabras reflejan una entrega máxima, un abandono absoluto a la voluntad divina, una disposición de corazón tan incomprensible como el enorme amor de Cristo por nosotros al punto de morir en una cruz. “He aquí la sierva del Señor, hágase en mi conforme a tu palabra” Sólo de esta respuesta de una excelsa humildad se pueden escribir bibliotecas enteras. María tenía un corazón de hija de Dios tan profundo que podía tener el corazón de madre más increíble, al punto que fue elegida para ser Madre de nuestro Señor Jesús. La siguiente característica fue su HUMILDAD.
Jesucristo fue criado por María, ¿De quién habrá heredado semejante personalidad de líder? ¿No es acaso la madre la que más se dedica a los hijos y de quien aprenden las primeras características de sus maneras de pensar y obrar? Imagínalo, siendo criado y enseñado no sólo en la palabra de Dios y en los quehaceres propios de la familia, sino en PULCRITUD DE PENSAMIENTOS, CARÁCTER (DOMINIO PROPIO), TEMPLE (VALENTIA SERENA), ANHELO DE UNA FE SIEMPRE MAYOR Y HUMILDAD. ¿De dónde crees que sacó Jesús esas características? De una madre elegida especialmente por Dios para él. Aprendamos de María y de Cristo cada una de estas características para llevar nuestro liderazgo a otro nivel, y pidamos a nuestro Padre que ponga sus ojos en nosotros para sus grandes obras.